Fraudes en la industria musical

Por Carlos

agosto 25, 2022


Por Rafael Díaz.

¿Alguna vez has visto el video Run Around de Blues Travelers?

En él se relata como un grupo de jóvenes disfrazados como personajes del mago de Oz, siendo menores de edad, tratan de entrar a un club nocturno donde se está presentando una banda de jóvenes para al final descubrir que tras bambalinas están los Blues Travelers, hombres de mediana edad con sobrepeso y quizás considerados poco atractivos, y que ellos son el verdadero talento detrás de la música que se está presentando.

Esto me llevó a pensar que este tipo de situaciones es de lo más común en la industria de la música así como otro tipos de situaciones donde se termina estafando al entusiasta inocente que compra un producto ya sea defectuoso o hecho por otras personas. Aca les menciono unos ejemplos:

Comenta, dale like y subscríbete.

Si la primera regla del club de la pelea es no hablar del club de la pelea, la primera regla del internet debería ser NO CREAS EN TODO LO QUE VEAS EN INTERNET. Cuando la información fluye de la manera que fluye hoy en día, uno debe ser cuidadoso en filtrar que es cierto y que no.

Menciono esto porque evidentemente hay mucha información falsa y es mucha la gente que se aprovecha de esto. 

En tiempos recientes fue bastante sonado el caso del festival Fyre. Estuvo en las noticias, en las redes sociales, incluso se hizo un par de documentales los cuales recomiendo ampliamente.

En resumidas cuentas se trataba de un festival organizado en una isla privada del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, todo esto de acuerdo a los organizadores, fue muy promovido por las redes sociales y pretendía reunir artistas musicales e influencers.

Al final terminó dejando atrapadas a las personas bajo condiciones bastante precarias de alimentación, refugio y  salubridad debido a la mala organización del evento.

También existe el ejemplo de la banda Threatin, apodada por la revista Rolling Stones como “el gran engaño del heavy metal”.

Esta banda, en la cual una sola persona tocaba todos los instrumentos, infló su popularidad comprando likes en Facebook y vistas en Youtube así como falsificando conciertos en vivo para poder así conseguir toques en distintos lugares de Europa a los literalmente asistían tres personas.

Imagina el escenario por un instante: llega alguien y te dice que tiene cientos de miles de seguidores en twitter, de likes en facebooks, de subscriptores en youtube y que si lo contratas para un toque, tu local se va a llenar por completo. Y con esa mentira esa persona se programa una gira por toda Europa.

Ciertamente es una estafa.

Esta no es la banda que quiero ver.

El reconocimiento de marca es un recurso usado en el mercadeo y es algo que también se presta para engañar a las personas.

Tomen el ejemplo de los “nuevos” Stepenwolf. Después de que la agrupación original que en su haber cosecharon éxitos como Born To Be Wild y Magic Carpet Ride, se separara en 1976, manejadores y agentes no muy honestos decidieron usar una plantilla completamente nueva de músicos, con excepción del bajista, y colocarle el nombre de la banda para sacar ganancias. 

Evidentemente los fans de la banda se sintieron engañados pero esto no impidió que los manejadores usaran la misma treta de nuevo, esta vez con un falso Deep Purple. Usando el nombre de Rob Evans, cantante original de la banda que fue remplazado por Ian Gillian en 1969. Al final todo esto terminó en una demanda que perjudicó mucho a los músicos de estas agrupaciones.

Cuando el cantante no es el que canta.

Uno de los fraudes más conocidos en la historia de la música moderna es el del dueto alemán Milli Vanilli que ganaron un Gramy por su sencillo Girl You Know Is True en 1990, a pesar de que no eran los intérpretes de las canciones que cantaban y las doblaban en los shows en vivo.

Este tipo de tretas fueron usadas por las bandas Whigfield (Saturday Night) y Corona (the Rhythm of the night) donde la cantante de la banda no era la mima persona que te ponían en la caratula de los discos.

Fraudes en la música clásica.

Ciertamente la gente que escucha o interpreta música clásica da la imagen de tener clase, pero esto muchas veces se limita a eso mismo: una imagen.

Un ejemplo de esto es el “compositor” Mamoru Samuragochi, el cual fuera apodado el Beethoven japonés porque era sordo. Este “autor” fue conocido en los noventa por la sinfonía de iroshima Nº 1 la cual fue dedicada a las víctimas de la explosión atómicas, considerada un himno de paz y que hizo que se vendieran más de 100.000 copias del disco únicamente el Japón. 

Posteriormente se supo que Samuraguchi le había pagado a un profesor de música llamado Takashi Nigaki para que compusiera la mayoría de sus canciones y que inclusive ¡ni siquiera era sordo!

Otro ejemplo de fraude en la música clásica es el caso de la pianista británica Joyce Hatto. Considerada un genio en su momento, Hatto se retiraría de la palestra para supuestamente tratar su enfermedad de cáncer en el año 1976.

Sin embargo, sus últimos años de vida fueron bastantes prolíficos, llegando a grabar disco tras disco interpretando a Beethoven, Rachmaninoff, Mozart y otros compositores a pesar de encontrarse en la etapa terminal de su enfermedad.

Pero fue en 2007, un año después de su muerte, que se descubrió el fraude cuando un entusiasta de la música clásica colocó uno de sus discos en la computadora y el software de ITunes reconoció al artista de la canción como el pianista húngaro László Simon.

Una cosa llevo a la otra y al final el marido y manager de la difunta pianista admitió que fue él el que falsificó las canciones.

Debo decir que yo he ido a conciertos con sobreventas de entradas mala organización y que también me he sentido decepcionado por el comportamiento de los artistas.

Siempre he pensado en que hay que separar el arte del artista pero ¿qué pasa cuando el artista no es el artista?

Esto me trae mucho conflicto porque, si el músico que crea la música está de acuerdo en que otro la use ¿está bien engañar a la gente? ¿En qué momento se cruza la línea de colaboraciones como las de Elton John y Bernie Taupin y pasamos a Milli Vanilli?

¿Y tú qué opinas? ¿Tienes algo que decir para socavar el conflicto que me aflige este tipo de situación? Si es así, puedes dejar un comentario o escribir a contacto@pentamusica.com y también puedes dejar sugerencias o dudas. ¡Recuerda compartir esta publicación si te gustó!

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